20% en cualquier servicio durante Julio
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Aquí sólo aceptan efectivo. Así que antes pasé a la caja del banco y saqué $80,000. Conté los billetes y pagué. Me lo entregaron en una caja negra envuelta en una bolsa. Me subí al Uber, llegué al hotel Marriot donde me hospedaba y lo guardé en el cajón de caoba en mi closet, esperando el momento adecuado para abrirlo.
***
Aún no lo puedo creer. Hasta le tomé foto con mi celular. Mi cuenta de banco con $900,000. Tenía un calendario pegado en mi cuarto, con los días tachados hasta la fecha de la firma. No sabía por dónde empezar. Lo primero fue sacar lo máximo que podría del cajero: $8,000. La verdad pensé que lo máximo era $4,000. Hacía mucho tiempo que no sacaba tanto dinero. Salí del banco y en el puesto de enfrente, me pedí dos quesadillas de flor de calabaza con queso, aunque a los 5 segundos reflexioné y las pedí con extra de flor de calabaza y quesillo. La señora me vio extrañada, pero le rectifiqué con la mirada mi pedido.
Tomé el primer taxi que pasó y le pedí que me llevara a Plaza Antara, en Polanco. Me bajé y entré al Sanborns. Toqué las chamarras de piel, las carteras, pantallas y computadoras. Ví que llevaba una playera de los Pumas, donde el gatito estaba todo despeluchado de la nariz y tenía ahora una figura amorfa. Así que me compré una playera Polo negra, una rosa y una azul. Pasé a la caja y la chica me dijo que eran $2,300. Hice un pequeña sonrisa, pues pensé que era muy poco para lo que tenía. Pensé pagar en efectivo, pero me decidí por pasar la tarjeta y poner mi firma.
Me sentía satisfecho, pero pasé al Olive Garden y me pedí una lasaña en paquete con sopa, ensalada y refresco ilimitado. Terminé de comer y ahora sí que me sentía lleno..llenísimo. Quería comprarme más ropa, así que decidí darme el gustito e ir a vomitar al baño. Regresé, pedí un helado, dos copas de Whisky Double black en las rocas, pagué la cuenta, pasé mi firma y salí. Empoderado, feliz y listo para comprar.
Pasé por el Palacio de Hierro, justo en el área de perfumería. Pregunté por la loción más cara. Era una Dolce & Gabana de $5,000. La tomé junto con unos pantalones Lacoste, unas camisas Hugo Boss, un reloj de oro Cartier y unos calzones Calvin Klein, de esos que te hacen ver más nalgón y vergón. Compré y firmé. Salí del centro comercial con varias bolsas de marca. La gente me observaba de reojo y mi sonrisa no podía ocultarse. Llegué al hotel Marriot. Había rentado la habitación de hasta arriba, que tenía una increíble vista a la ciudad. Era la más costosa. También tenía un jacuzzi panorámico. Pedí una botella de Chivas 500 a la habitación. No sabía, pero el servicio incluía hielo y cuatro latas de agua mineral. Empecé a beber y me puse caliente. Siempre quise contratar una prostituta, pero dadas las circunstancias económicas en las que me encontraba, decidí contratar una Escort profesional. En www.mujeresfogosas.com hay un ranking del TopFire, así que contraté a la que estaba en primer lugar. Le pagué su Uber y entró a la habitación. Platicamos un poco y nos besamos. Me acosté desnudo en el Jacuzzi mientras ella me la mamaba. Podía ver sus labios apretando mi verga, mientras su mirada estaba fija en mi rostro. Detrás de ella podía ver toda la ciudad. Mientras la Escort seguía con lo suyo, tomé la carta de vinos y busqué el más caro. Nos lo entregaron y nos lo bebimos en cuestión de segundos, así que pedí otras dos botellas. Ella me dijo que la coca la ponía muy caliente, así que le dije que si tenía el contacto, que pidiera. Me preguntó que ¿de cuánto era mi presupuesto?, yo le contesté que ilimitado.
Pidió cocaína rosa. Jamás había introducido algo de tanto valor por un hoyo corporal. Sentí una euforia dentro mí, aunque la verga ya no se me paraba. Ella me dijo que no había problema, que podía hacerle sexo oral. No creo que alguien jamás sobre la faz de la tierra, haya hecho una mamada tan feliz como yo. Cuando pasaba mi lengua por sus labios y su clitoris, recordaba cada uno de los pesos que me había gastado para llegar hasta ese punto. Ella sintió toda esa energía y se vino en mi boca. Me volteo a ver y me dijo que la contratara por otras dos horas más para seguir con la fiesta. ¿Fiesta?, ¿En dónde son las mejores fiestas?… En la playa. Le pregunté si quería irse a Cancún conmigo. Ella me dijo que sí, pero que entonces la tarifa cambiaría y necesitaría un adelanto. Saqué de mi mochila 30 billetes de $1,000 y le dije que si era suficiente.
Salimos y llegamos al Aeropuerto, siempre quise comprar un boleto de avión así, improvisado, al momento. Compré en Aeroméxico primera clase el primer vuelo a Cancún. En la sala de espera, compramos más bebidas y unos lentes de sol Chanel. Ella me dijo que no le gustaba volar sin audífonos, así que le regalé unos audífonos Bosé inalámbricos. Sí funcionaron, nos fuimos muy tranquilos agarrados de la mano. Llegamos al hotel en Cancún, cenamos en los mejores restaurante, nos compramos ropa, traje de baño, perfume, fuimos a los mejores shows. Me pidió más dinero, así que pasé al banco y ahora saqué $200,000 en cash. Le di la mitad del dinero, pero en un momento de la peda, se me desapareció. Estaba solo, así que contraté ahora a dos Escorts, pero internacionales. Una era venezolana y la otra rusa. Su tarifa era más elevada, pero por supuesto, eso no iba a ser un problema. Rentamos un Mercedes Benz y manejamos a toda velocidad. También un Yate y nos dimos una vuelta por el mar del caribe, en servicio Premium en medio de una orgía. Compramos mucha Champagne y más cocaína. Renté unas bocinas y nos fuimos a seguirla a mi curto de Hotel. Mi celular cayó a la alberca, pero en nuestro Hotel Princes hay un Apple Store abierto 24 horas. Me decidí por el iPhone 7 plus, que lo podía meter al agua. Las chicas empezaron a filmarse desnudas en la alberca y ahí descubrimos que no es tan “a prueba de agua” como decía la publicidad. También se echó a perder, así que compré nuevamente otro iPhone 7 plus.
Al otro día amanecí con resaca y hambre. Las chicas ya no estaba en la habitación. Se habían llevado el efectivo que tenía en la mesa y el celular. Pedí servicio a la habitación: Elegí un pastel de chocolate con hojuelas de oro y otras dos botellas de Champagne.
Bajé al restaurante Buffet. Aproveché al máximo. Tuve que vomitar hasta dos veces para poder comerme todo lo que quise. Luego fui al restaurante más nice de toda la zona. Pedí Caviar. Lo probé y me dio mucho asco. Tome la servilleta y escupí ahí mi bocado. Pagué y salí. Compré una malteada de chocolate premium en Haagen, pero de la temblorina que traía, lo tiré. Así que compré dos más, por cualquier cosa. Tomé un taxi y le pedí que me diera un tour por la zona. Mientras veía el atardecer, pude recordar cada uno de los momentos que pasé en estos últimos días. Saqué mi celular y vi la foto con los $900,000 que tenía en mi cuenta de banco. Una angustia empezó a crecer en mi pecho. No quise ver cuánto dinero me quedaba. Mejor compré un boleto de regreso y volví a la Ciudad de México.
***
El cajero del banco mostraba $230 en mi cuenta.
***
Fui al hotel y recogí la caja negra envuelta en la bolsa.
***
Llegué a casa de mi Abuelo. ¡Cómo apesta ese lugar! Él estaba en su cama, acostado. Cuando me vio, empezó a sonreír de felicidad. Me preguntó que si ya habíamos firmado la venta de departamento del Estado de México. Yo le dije que sí y le entregué la tarjeta de banco. Me pidió que porfavor lo acompañara al banco, a sacar por lo menos los $300,000 del primer tratamiento de su quimioterapia. Yo le dije que sí, pero que primero tenía una sorpresa para él, para mi abuela y para todos.
Con dificultad, se paró de la cama gritando el nombre de mi abuela para que saliera de su habitación. Mientras, abrí la caja, saqué la pistola y conté las balas de oro. No creo que alguien jamás haya muerto con balas tan caras.
⁃ Jejeje, claro que sí.
⁃ ¿Por qué el “jejeje”?
⁃ Vamos a vernos para que me expliques bien.
⁃ Claro. Te parece si me pasas tu teléfono y te mando la información de las sesiones por WhatsApp.
⁃ Por el momento no tengo WhatsApp amigo, pero pásame tu teléfono y te marco para ponernos de acuerdo
⁃ Ok, es 5578436890
⁃ Vale te marco y ya quedamos
***
⁃ Bueno.
⁃ Hola amigo, soy Arturo, el chavo que contactaste por Facebook.
⁃ Claro, ¿cómo estás? ¿Te queda ir a una sesión informativa este próximo jueves a las 18:00 en Chapultepec?
⁃ La verdad preferiría verte a ti y que tú me expliques personalmente.
⁃ Es mejor en las sesiones porque hay más gente y mis coaches son muy bue...
⁃ No de verdad, prefiero que tú de viva voz me expliques el negocio.
⁃ Es que apenas voy empezando y no tengo mucha experiencia.
⁃ No importa. Créeme que vamos a hacer buenos negocios, pero prefiero verte en privado.
⁃ Mmm ok. ¿Te parece que nos veamos en un startbucks en la condesa ?
⁃ Qué tal si mejor nos vemos en mi oficina por la Balbuena.
⁃ …Mmmm es que no conozco por ahí.
⁃ Si quieres paso por ti a un punto, vamos a mi oficina para que me presentes el negocio en la sala de juntas y luego te regreso.
⁃ Mmm ok. ¿Pero seguro que sí te interesa?
⁃ Claro, creo que en las redes sociales y las nuevas generaciones. Haremos buenos negocios.
⁃ Casi no conozco por allá, ¿te puedo ver antes en otro lado?
⁃ Dime dónde y paso por ti
⁃ ¿Qué tal afuera del metro Chilpancingo?
⁃ Muy bien, ¿qué tal al rato?, a las 20:00 horas.
⁃ Dices hoy mismo, ¿no crees que es muy precipitado?
⁃ Venga, se supone que debes hacer el negocio lo más rápido posible ¿apoco no?
⁃ Déjame ver porque tengo …
⁃ Mira, justo tengo dinero para invertir y una red de amigos que quien hacer negocios conmigo. ¿Quieres o busco a otra persona de tu compañía?
⁃ No, pues sí me interesa. Va, nos vemos afuera del metro Chilpancingo a las 20:00.
⁃ Muy bien ahí te veo. Llevo una camioneta negra.
⁃ Ok, ahí nos vemos.
⁃ Y a todo esto, ¿cómo te llamas?
⁃ Ulises
⁃ Vale Ulises, nos vemos para hacer negocios pronto.
***
⁃ Hola, ¿tú eres Arturo?
⁃ Sí, súbete al carro.
⁃ Ay gracias, mucho gusto.
⁃ Mucho gusto Ulises. Vamos para que me expliques. Estoy muy interesado.
⁃ Gracias, ¿no sé si alguna vez has oido hablar de Robert Kiyosaki?
⁃ Claro.
⁃ Ah bueno… entonces debes estar familiarizado con el cuadrante del dinero…
⁃ Te molestaría si guardamos silencio hasta que lleguemos a mi oficina. No es por mala onda, pero quiero ponerte toda la atención.
⁃ Ah sí, claro….
*Silencio incómodo durante 40 minutos*
⁃ ¿Es aquí?
⁃ Sí ¿por què?
⁃ Pensé que íbamos a una oficina y no a una casa.
⁃ Es que mi oficina es adentro de la casa. Tú ven.
***
⁃ Espero que no te incomoden esos cuernos de chivo que están colgados en la pared.
⁃ No, pero tengo algo de prisa, ¿podemos empezar?
⁃ Sí, solo deja saco la pistola del pantalón, es que me incomoda mucho y prefiero tenerla afuera cuando estoy aquí. Por favor empieza.
⁃ Ok, este….. mira en las últimos años las redes sociales…este….mmmm… la libertad financiera es ….ahmmm
⁃ Mira, no te traje hasta acá para que estés tartamudeando, habla bien o me vas a hacer encabronar cabrón.
⁃ Sí, perdón, perdón
⁃ ¡Mario, Juan! Vengan y traigan sus rifles. A ver si este puto nos convence. No te asustes, ellos son mis guardias, pero solo atacan si yo les doy la orden, así que presenta rápido y bien.
⁃ Este….sí… Ahhhm Robert Kiyosaki habla que del cuadrante del flujo del …. Ay perdón.
⁃ Mira cabrón ya me hartaste….la verdad es que me cagan las personas cómo tú.
⁃ Por favor señor, no me mate. Por favor perdóneme, no me quiero morir, se lo ruego.
⁃ Chavos, quiero que le disparen solo en las piernas
⁃ No por favor ,me arrodillo, no lo haga.
⁃ Disparen a la cuenta de 3….2…….. esperen…. Jajajajaja no mames, lo grabaron jajajajajaja. Ya deja de llorar pinche maricón.
⁃ No me mate, sólo trato de ganar un poco de dinero, por favor …..
⁃ Jjajajjaa ok, te voy a decir la verdad. La neta es que me caga que me estén mandando spam por Facebook para tus pirámides, así que decidí hacer una pequeña broma para que aprendas porque no es buena idea ponerte a chingar gente en las redes sociales.
⁃ *llorando* ya déjame ir… se lo suplico.
⁃ Jjajajaja wey, te digo que todo esto es una broma, ya deja de llorar, creo que has aprendido tu lección.
⁃ ¿ no me va matar?
⁃ Por supuesto que no, vamos te voy a dejar por tu casa. Ha terminado tu lección
⁃ Gracias, gracias. Se lo juro que no lo voy a volver a hacer nunca jamás.
⁃ Órale, vámonos jajajajaja, no espera
⁃ …..
⁃ ¿De verdad creíste que expondría mi casa, mi cara y todo por tan sólo una broma ?
⁃ … no entiendo señor…
⁃ Por supuesto que no es una broma, claro que te puedo volar los sesos en este momento. Juan, lanza dos disparos hacia el piso
• Bang, bang* sonaron los disparos*
⁃ Nooooo, por favor.
⁃ Mira la verdad es que sí, me caga lo que hacen, pero no te traje aquí para matarte, al menos que rechaces la propuesta que te voy a hacer.
⁃ …….
⁃ Necesito mujeres de 15 a 21 años, y quiero que mediante la misma dinámica, las busques por Facebook y me las traigas aquí.
⁃ Por favor, déjeme ir .
⁃ A ver puto, que no entiendes, Si no aceptas hasta aquí llegaste, pero si decides unirte, te daré $25,000 por cada mujer que me traigas. ¿Crees poder comprometerte o hasta aquí llegaste?
⁃ Sí. Lo que usted me pida.
⁃ Mmmmm no lo sé, jejejeje. ¿Qué dicen? Lo aceptamos ?
⁃ Por favor se lo juro, se lo juro, haré lo que usted me pida
⁃ Ok, si no mataré a toda tu familia y obvio a ti también. Intenta escapar o delatarnos y te irá peor. ¿Entendiste?
***
⁃ Hola, muchas gracias por el aceptarme :D, ¿ te puedo hacer una pregunta?
⁃ Sí
⁃ Primero, ¿ por qué estás tan guapa?
⁃ Jajajaja
⁃ No ya en serio, Fíjate que tanto yo como un grupo de amigos, estamos generando ganancias mediante un negocio en redes sociales y buscamos chicas como tú, guapas y que quieran tener una fuente alterna de ingresos económicos. ¿Te interesaría saber mas?
⁃ Jejeje, pues sí.
⁃ Muy bien, qué te parece si nos vemos para ir a una junta informativa de sólo dos horas. Te prometo que tu vida podrá cambiar 180 grados, ¿qué dices?
⁃ Mmmm ok, me interesa. ¿Dónde son las sesiones?
⁃ Pásame tu teléfono y quedamos de acuerdo. Te prometo que no te vas a arrepentir.
Escrito por. Ohmi Soní
Dicen que la suma de las diferencias entre el "querer" y el "hacer", es proporcional a la cantidad de huevos que tu cuerpo puede ofrecer. Creo que es cierto. No sobra el comentario cliché de: "pues lo único que tienes que hacer, es hacer las cosas", claro, sólo que eso es lo más pinche difícil del mundo. Aunque claro, depende de cada quien y sus metas.
En mi caso todo inició a los 8 años. Un día que amanecí y mientras me observaba en el espejo, decidí parar las mentiras, dejar a un lado los engaños y enfrentar la verdad; mi pierna derecha estaba maldita. No pertenecía de forma pura a mi ser. Tenía una rodilla que ante el ojo de cualquier novato parecía normal, pero en realidad, yo presentía que los huesos eran negros, que adentro habitaban seres diminutos en una colmena infestada de huevecillos, que más adelante crecerían y se esparcirían por otras partes. Tenía que hacer algo para desaparecer tan repugnante miembro de mi cuerpo.
Llegué a los 16 años y mi pierna seguía destruyendo todo lo que pisaba. En la escuela, al momento de enfrentarme a un examen, sentía que mis conocimientos bajaban hasta llegar al pie derecho, así que nunca pude pasar más allá de la secundaria. Jugar fut bool era imposible; me caía, fallaba el balón, los únicos goles que metí fueron al portero de mi equipo y con la pierna derecha. Las uñas del pie siempre se enterraban y el día que intenté perder mi virginidad, la chica con la que estaba salió ofendida, diciendo que olían asqueroso mis patas, pero no era cierto, sólo apestaba mi pie derecho.
Mi pierna atada a una cama, mientras que un psicópata tipo "hostal" le entierra una sierra hasta cortarla en pedacitos. Mi pierna flotando en un limbo negro mientras que varios cuchillos la apuñalan hasta hacerla añicos. Mi pierna desintegrándose en un tambo lleno de ácido. Mi pierna ardiendo en fuego hasta quedar echa cenizas. Mi pierna destrozada por las elices de una licuadora enorme. Esos fueron los sueños más inspiradores que tuve en la adolescencia.
A los 18, decidí hablar con mis papás. Les intenté argumentar el por qué la maldad de mi pierna amenazaba el futuro que me esperaba, pero no quisieron creerme. En lugar de ayudarme a vencer al enemigo en equipo , decidieron mandarme al psicólogo, que en lugar de ayudar a prepárame psicológicamente para destruir mi miembro, me mandó medicamentos, que en lugar de hacer que mi pierna desapareciera, sólo intentaron, con fracaso absoluto, quitarme una ansiedad que aumentaba con el tiempo.
—Jijiji, eres un pendejo y nunca te vas a librar de mí—
Desperté sudando, acababa de tener una pesadilla; yo era una pelota y mi pierna me pateaba en el lodo mientras que hacia malabares conmigo, hasta que una risa me despertó.
-Jajaja, creo que lo único podrido que tienes es el cerebro, te estás volviendo loco- dijo mi pierna en un tono irónico.
—Maldito pedazo de carne diabólica- fue la única idiotez que se me ocurrió contestar—
— ¿Y qué vas a hacer mariquita?, si estás sólo. Bueno, al menos me tienes a mí y te juro por tu brazo que siempre voy a estar contigo jaja—
Me levanté de la cama y fui directo al baño a echarme agua en el rostro.
— Uuuy se nota que eres todo un hombre de decisiones, te echas agua en la cara para solucionar tus pedos jaja-
Intenté ignorarla. No quería caer en su juego. Caminé por el patio de la casa, sin embargo, no importaba a donde me moviera, la muy desgraciada me seguía provocando.
— Oye y por qué no te alejas de mí, jaja o mejor patéame con las dos piernas. Huye, corre que te alcanzo—
A la 1:11 de la mañana ya no pude más. Fui a la cocina, tomé un cuchillo cebollero y lo enterré en la rodilla. El dolor aumentaba conforme hacía presión, sin embargo su risa también aumentaba. Saqué el cuchillo y volví a apuñalarme. La sangre comenzó a brotar y el dolor hizo que cayera al piso.
—Muy bien putito de mierda, ya me diste dos puñaladas y estás tirado en el suelo, ahora sólo te faltan otras 40 más para que llegues al hueso, lo rompas y te libres de mí. Vamos, ánimo que te falta poco—
Volví a tomar el cuchillo y empecé a cortar, como si rebanara un pedazo de filete, hasta que mis padres bajaron e intentaron controlarme.
Amanecí en el hospital, con el sentimiento de haber sido pateado toda la noche. Levanté la cobija que cubría mi cuerpo y vi que las cicatrices de las puñaladas formaban una carita feliz. Mamá lloraba afuera de la habitación con algunos amigos que me habían ido a visitar, mientras que Papá discutía con un doctor. Después entraron a la habitación.
—A ver hijo, quiero que nos digas por qué lo hiciste — Dijo mi padre.
—Ok, pero entonces si les digo la verdad prometen ayudarme—
— ¡Por supuesto! —Contestaron a coro.
—Bien, voy a confiar en ustedes porque son mi familia y mis mejores amigos, pero tienen que jurar que me van a apoyar en lo siguiente que les confesaré—
— Sabes que aquí estamos para ayudarte—
—Bien, desde pequeño ya les había dicho que mi pierna derecha era... maligna. Y con el transcurso del tiempo ha empeorado. Se ha dedicado a destruir mi vida, y ahora ha empezado a insultarme y burlarse, diciendo cosas que me están volviendo loco, lo peor, es que a veces tiene razón, así que tienen que ayudarme. De alguna forma tengo que lograr que la amputen. Se los pido por favor—
— Jajajajajajajajajajajajajaja… ja ja. Que pendejo— dijo mi pierna.
Pensaba que la vida dentro de un hospital psiquiátrico era menos dramática de lo que parece en las películas, pero no es así. Resultó ser peor, tomando en cuenta que en las noches escuchas gritos, llantos y discusiones de tus roomies y además a tu pierna satánica.
—Si quieres te canto una canción de cuna, o te sigo platicando todo lo que pudiste llegar a hacer si no estuvieras aquí encerrado conmigo—
Llevaba dos noches sin dormir, escuchando que pude haber sido skate, bicicletero, bailarín, atleta, ente otros. Sabía que empezarían a darme medicamentos que afectarían mis pensamientos, pero con tal de dejar de escuchar a mi pierna, decidí tomar al tratamiento con fármacos, pensando que tal vez en realidad los demás tenían razón y yo estaba loco.
Cuando les dijeron a mis papás que los pensamientos psicóticos y las voces habían desaparecido, exigieron que me trasladarán a la casa. Al llegar me abrazaron, se disculparon por abandonarme y juraron que lo habían hecho por mi bien, también vinieron algunos amigos e igual pidieron disculpas, argumentando que no fue traición. Yo agradecí sus actos. Les dije que si no hubiera sido por ellos seguiría con pensamientos enfermos, y que ahora, por fin tenía los ojos abiertos y podía ser una persona normal. Después de una melosa reconciliación, terminamos abrazándonos.
Al día siguiente, cuando no había nadie en casa, empecé con mi plan. Fui a la tienda y compre 20 bolsas de hielo. Regrese a casa, cerré con chapas las puertas de entrada, me había asegurado de que nadie iba a poder entrar. Con mucho esfuerzo, logré meter el refrigerado al baño, justo a un lado de la tasa. Me encerré en el baño y llené la tina con hielo. Me quité los pantalones y ¡sobres!, metí la pierna en la tina.
Cuando sentía que la temperatura empezaba a bajar, la volvía a llenar de hielo, cuidando que la pierna permaneciera siempre adentro. Una hora después, el dolor aumentó, mordía mi playera y recordaba todas las veces que había intentado hacer esto con éxito fallido.
En la noche, después de romper los vidrios, mi papá entró a la casa. Cuando lograron romper el seguro del baño, me encontraron pálido, con la pierna morada.
Me llevaron de nueva cuenta al hospital. A pesar de que me sentía mareado y a punto de desmayar, alcancé a escuchar que la circulación había fallado y que tenían que apuntar.
Dicen que los sacrificios que haces para cumplir un sueño, a veces son más dolorosos de lo que se espera y opacan el objetivo por cumplir. Que al final el cálculo de la balanza falla e impera el arrepentimiento.
Cuando desperté y levanté la cobija, no pude expresar palabra alguna. Pasé mi mano por la pierna izquierda, recorriendo desde la punta del pie hasta el muslo. Después coloqué la mano en donde debía estar el pie derecho, tocando la sabana de la cama y así recorrí la mano, siguiendo la misma trayectoria hasta llegar a un parche que cubría el pedazo de carne en donde antes existía una rodilla.
De todos los que tomaron la terapia de rehabilitación siempre fui el más feliz. No me importó tirarle la onda a la instructora, ni hacer bromas negras sobre mi situación y la de otros compañeros. Gracias a mi condición tuve que hacer fuerza con los brazos, dando como resultado bíceps y tríceps musculosos que saltaban a la vista de cualquiera. Me sentía puro y motivado. La prótesis que me dieron era mejor de lo que esperaba, a pesar de lo complicado que fue aprender a usarla. Vestido con pantalón nadie lo notaba, al contrario, irradiaba una buena vibra que me hacía ver más interesante.
Hoy todo es diferente. Al bañarme, puedo sentir que mi cuerpo está en armonía. Después de varios chingadazos, aprendí a andar en bici, como si mi cuerpo hubiera quitado un cáncer a los pensamientos que alimentaban mi día a día. Varios productores me buscan y pagan miles de pesos por aparecer en falsos testimonios motivacionales, fingiendo una historia donde según choqué en un accidente y me apuntaron la pierna, pero que después, con el apoyo de mis conocidos, pude "salir adelante". Inclusive he aparecido en videos musicales.
Si no hubiera sido por mi tenacidad, de seguro estaría amargado, peleando todos los días con mi pierna y atormentado por el "hubiera". Ahora cuando me veo en el espejo con mi prótesis, me siento orgulloso. Antes me tachaban de ingenuo y pendejo, pero ahora, cuando me ven en la tele, en reportajes, viajando por todo el mundo, o simplemente caminando con una sonrisa de par en par, mientras que ellos estudian o trabajan ocho horas al día y no pueden salir de su pocilga, saben que en realidad, los pendejos fueron y seguirán siendo ellos.
Por: Ohmi Soní
No era la primera vez que iba a nadar, pero este día en especial, me dolían demasiado los brazos, tal vez porque nadé casi tres horas, sin embargo ya podía notar un minúsculo aumento muscular. Era tarde, casi las diez de la noche, curiosamente hacia un viento helado y las estrellas se podían apreciar perfectamente.
Iba saliendo apresurado para tomar mi pesero, ya quería llegar a casa, descansar y tomar mucha agua; tomé mi camión y me subí. En el camino iba contando lentamente los ocho pesos que me quedaban, con la esperanza de encontrar una monedita perdida, o igual y hasta un billete. Sin duda la situación económica que vivía era de lo peor, sin embargo al fondo de mi mochila un billete de 20 pesos me hizo la noche. Muerto de sed, bajé emocionado a medio camino para comprar agua; ya eran casi las once, tenía que apresurarme para poder encontrar otro camión, pero mientras caminaba hacia la avenida, una calle del lado derecho llamó mi atención.
Sin duda había ocurrido un accidente, se veían como unas 20 personas, un carro detenido con las puertas abiertas y a un lado un bulto cubierto con una sábana, señal de que habían atropellado a alguien.
En ese momento la curiosidad me ganó. Yo nunca había visto a un muerto, así que decidí acercarme, sin importar lo noche que era y es que últimamente había tenido tantos problemas en casa, que ver a un muertito seria una excelente experiencia para poder valorar más mi vida.
Cuando me adentré en la calle, pude ver al cuerpo cubierto por una sábana blanca, o al menos en algún momento lo fue; ahora tenía unas enormes manchas rojas de sangre. Alrededor del cuerpo había unas veladoras. Me pregunté ¿cómo habrían llegado ahí?, pero luego vi que los vecinos se acercaban para dejarlas. Al lado tenía una bolsa con cosas tiradas: un labial, un monedero, a lo lejos un celular y un frasco de perfume ya roto, que daba un toque aromático a la situación.
No pude evitar pensar si alguien se fijaría si discretamente tomara los objetos y me echara a correr. Siempre he pensado cosas fuera de lugar en momentos importantes. Reí y pensé, que cómo diablos se me ocurrían esas ideas, pero la risa se me quitó cuando escuché a unos niños llorar a lo lejos y a un señor abrazándolos, diciendo que todo saldría bien.
Todos murmuraban entre sí, se notaba que se conocían. Me acerqué y pude escuchar a una vecina que decía:
-¡Cómo puede ser posible! ¡Pobres niños!, ¡Qué más les puede pasar!" "Primero su madre y ahora esta señora-
Un hombre le preguntó:
- ¿Qué acaso no viven con su padre?- Preguntó un hombre.
-No, su madre era todo lo que tenían pero había muerto en otro accidente hacía cuatro años, y ésta señora los había adoptado. Se llevaban tan bien, ella era como su segunda madre, pero ahora estaban solos de nuevo. - Contestó la señora.
Sin duda el objetivo de valorar mi vida funcionó, la verdad es que comparada con la de estos pobres niños era una maravilla. Empecé a sentir una extraña emoción como de nostalgia que aumentó cuando llegaron las ambulancias y destaparon la sábana para dejar ver un cuerpo completamente destrozado, un brazo roto con un hueso saliendo a la altura del codo; las piernas estaban abiertas, el resto del cuerpo lleno de sangre a excepción de su cara. Tenía los ojos abiertos, pero en lugar de provocar miedo, era una mirada que te hacía sentir una inmensa tristeza. Curiosamente parecía que sus ojos estuvieran clavados en mí.
Decidí acercarme un poco más. Debió tener como 50 o 55 años, su rostro tenía marcadas arrugas y sus ojos eran color café claro.
Me acerqué un poco más y vi un pequeño lunar que tenía debajo de los labios, pintados de un rojo que combinaba con su cuerpo ensangrentado. Me acerqué más, parecía que su mirada me estuviera llamando, como si sus ojos quisieran hablar conmigo, mientras que escuchaba a dos niños como de unos 10 años gritando y llorando como nunca antes había escuchado, dejando la piel chinita de todos los presentes, sin darme cuenta me encontré a unos milímetros de su cuerpo, sin poder dejar de ver sus ojos, y en ese momento, pensé en lo horrible que sería morir de repente, cómo en un momento tu vida puede terminar, al igual que la de otras personas, como la estos niños, que con la muerte de ella, volvían a quedar solos. Mientras veía sus ojos, solté una lagrima que cayó encima de su cuerpo y decidí cerrar mis ojos un momento sin saber las consecuencias que tendría aquel encuentro.
Abrí los ojos y pude ver a toda esa gente alrededor de mí, un señor me pidió que me retirara y así lo hice; a lo lejos pude ver el cuerpo, sin duda estaba destrozado. Casi por instinto me sobé el codo, me pude dar cuenta que mi dolor del brazo había disminuido considerablemente a comparación de hace unos 40 minutos, aproveché para extender los brazos, sin duda eran más fuertes que los que tenía ayer; me senté en la banqueta, estiré las piernas y respiré profundo, conmocionado por lo que acababa de suceder. Miré al cielo y me di cuenta que en esta noche en especial, se podían observar perfectamente las estrellas y se podía sentir un viento singularmente helado
Me quité la mochila que llevaba puesta, la abrí buscando desesperadamente una identificación, hasta que la encontré; apenas tengo 19 años, dije en voz alta, y la verdad es que no pude evitar llenarme de emoción, saqué un pequeño espejo que llevaba dentro de la mochila, y me miré en él fijamente, sin duda era bastante joven, no era feo y no tenía arrugas en la piel.
Pude ver como los paramédicos volvieron a cubrir ese cuerpo que jamás volvería a ver en mi vida, y a todas las personas conmocionadas por el terrible accidente…si supieran.
Me alejé del tumulto viendo a los niños llorar a lo lejos, y pensé en ca a hacer para acercarme a ellos; esta vez sería más difícil, ahora soy un hombre y de apenas 19 años, pero bueno al menos tengo mucho tiempo por delante; sin duda será más complicado que hace cuatro años, pero lograré hacer que me quieran de nuevo, y digo, no es que sea experto, pero después de todo, ésta no era la primera vez,
CompNo era la primera vez que iba a nadar, pero este día en especial, me dolían demasiado los brazos, tal vez porque nadé casi tres horas, sin embargo ya podía notar un minúsculo aumento muscular. Era tarde, casi las diez de la noche, curiosamente hacia un viento helado y las estrellas se podían apreciar perfectamente.
Iba saliendo apresurado para tomar mi pesero, ya quería llegar a casa, descansar y tomar mucha agua; tomé mi camión y me subí. En el camino iba contando lentamente los ocho pesos que me quedaban, con la esperanza de encontrar una monedita perdida, o igual y hasta un billete. Sin duda la situación económica que vivía era de lo peor, sin embargo al fondo de mi mochila un billete de 20 pesos me hizo la noche. Muerto de sed, bajé emocionado a medio camino para comprar agua; ya eran casi las once, tenía que apresurarme para poder encontrar otro camión, pero mientras caminaba hacia la avenida, una calle del lado derecho llamó mi atención.
Sin duda había ocurrido un accidente, se veían como unas 20 personas, un carro detenido con las puertas abiertas y a un lado un bulto cubierto con una sábana, señal de que habían atropellado a alguien.
En ese momento la curiosidad me ganó. Yo nunca había visto a un muerto, así que decidí acercarme, sin importar lo noche que era y es que últimamente había tenido tantos problemas en casa, que ver a un muertito seria una excelente experiencia para poder valorar más mi vida.
Cuando me adentré en la calle, pude ver al cuerpo cubierto por una sábana blanca, o al menos en algún momento lo fue; ahora tenía unas enormes manchas rojas de sangre. Alrededor del cuerpo había unas veladoras. Me pregunté ¿cómo habrían llegado ahí?, pero luego vi que los vecinos se acercaban para dejarlas. Al lado tenía una bolsa con cosas tiradas: un labial, un monedero, a lo lejos un celular y un frasco de perfume ya roto, que daba un toque aromático a la situación.
No pude evitar pensar si alguien se fijaría si discretamente tomara los objetos y me echara a correr. Siempre he pensado cosas fuera de lugar en momentos importantes. Reí y pensé, que cómo diablos se me ocurrían esas ideas, pero la risa se me quitó cuando escuché a unos niños llorar a lo lejos y a un señor abrazándolos, diciendo que todo saldría bien.
Todos murmuraban entre sí, se notaba que se conocían. Me acerqué y pude escuchar a una vecina que decía:
-¡Cómo puede ser posible! ¡Pobres niños!, ¡Qué más les puede pasar!" "Primero su madre y ahora esta señora-
Un hombre le preguntó:
- ¿Qué acaso no viven con su padre?- Preguntó un hombre.
-No, su madre era todo lo que tenían pero había muerto en otro accidente hacía cuatro años, y ésta señora los había adoptado. Se llevaban tan bien, ella era como su segunda madre, pero ahora estaban solos de nuevo. - Contestó la señora.
Sin duda el objetivo de valorar mi vida funcionó, la verdad es que comparada con la de estos pobres niños era una maravilla. Empecé a sentir una extraña emoción como de nostalgia que aumentó cuando llegaron las ambulancias y destaparon la sábana para dejar ver un cuerpo completamente destrozado, un brazo roto con un hueso saliendo a la altura del codo; las piernas estaban abiertas, el resto del cuerpo lleno de sangre a excepción de su cara. Tenía los ojos abiertos, pero en lugar de provocar miedo, era una mirada que te hacía sentir una inmensa tristeza. Curiosamente parecía que sus ojos estuvieran clavados en mí.
Decidí acercarme un poco más. Debió tener como 50 o 55 años, su rostro tenía marcadas arrugas y sus ojos eran color café claro.
Me acerqué un poco más y vi un pequeño lunar que tenía debajo de los labios, pintados de un rojo que combinaba con su cuerpo ensangrentado. Me acerqué más, parecía que su mirada me estuviera llamando, como si sus ojos quisieran hablar conmigo, mientras que escuchaba a dos niños como de unos 10 años gritando y llorando como nunca antes había escuchado, dejando la piel chinita de todos los presentes, sin darme cuenta me encontré a unos milímetros de su cuerpo, sin poder dejar de ver sus ojos, y en ese momento, pensé en lo horrible que sería morir de repente, cómo en un momento tu vida puede terminar, al igual que la de otras personas, como la estos niños, que con la muerte de ella, volvían a quedar solos. Mientras veía sus ojos, solté una lagrima que cayó encima de su cuerpo y decidí cerrar mis ojos un momento sin saber las consecuencias que tendría aquel encuentro.
Abrí los ojos y pude ver a toda esa gente alrededor de mí, un señor me pidió que me retirara y así lo hice; a lo lejos pude ver el cuerpo, sin duda estaba destrozado. Casi por instinto me sobé el codo, me pude dar cuenta que mi dolor del brazo había disminuido considerablemente a comparación de hace unos 40 minutos, aproveché para extender los brazos, sin duda eran más fuertes que los que tenía ayer; me senté en la banqueta, estiré las piernas y respiré profundo, conmocionado por lo que acababa de suceder. Miré al cielo y me di cuenta que en esta noche en especial, se podían observar perfectamente las estrellas y se podía sentir un viento singularmente helado
Me quité la mochila que llevaba puesta, la abrí buscando desesperadamente una identificación, hasta que la encontré; apenas tengo 19 años, dije en voz alta, y la verdad es que no pude evitar llenarme de emoción, saqué un pequeño espejo que llevaba dentro de la mochila, y me miré en él fijamente, sin duda era bastante joven, no era feo y no tenía arrugas en la piel.
Pude ver como los paramédicos volvieron a cubrir ese cuerpo que jamás volvería a ver en mi vida, y a todas las personas conmocionadas por el terrible accidente…si supieran.
Me alejé del tumulto viendo a los niños llorar a lo lejos, y pensé en cómo le iba a hacer para acercarme a ellos; esta vez sería más difícil, ahora soy un hombre y de apenas 19 años, pero bueno al menos tengo mucho tiempo por delante; sin duda será más complicado que hace cuatro años, pero lograré hacer que me quieran de nuevo, y digo, no es que sea experto, pero después de todo, ésta no era la primera vez.
Escrito por Ohmi Soni.
Cuando Pepe vio la luz del sol, supo que algo grave iba a suceder ese día. Se pudo imaginar la cara de la maestra Roberta al verlo entrar tarde al salón y su regaño delante de todos los alumnos que le harían bullyng. Cerró los ojos, apretó con su mano la funda de la cama, dio un grito y se levantó.
Cuando Pepe vio la luz del sol, supo que algo grave iba a suceder ese día. Se pudo imaginar la cara de la maestra Roberta al verlo entrar tarde al salón y su regaño delante de todos los alumnos que le harían bullyng. Cerró los ojos, apretó con su mano la funda de la cama, dio un grito y se levantó.Cuando Pepe vio la luz del sol, supo que algo grave iba a suceder ese día. Se pudo imaginar la cara de la maestra Roberta al verlo entrar tarde al salón y su regaño delante de todos los alumnos que le harían bullyng. Cerró los ojos, apretó con su mano la funda de la cama, dio un grito y se levantó.
Salió de su habitación corriendo al baño con su uniforme, gritando —¡Mamá, mamá, es super tarde!— Pensó que vería a su madre salir del cuarto con el cabello despeinado, quitándose las lagañas y apresurada, pero no fue así.
Al sacar la mano de la regadera, su toalla no estaba. Así que hizo gala de sus dones para secar su cuerpo con la camisa que usaba de pijama.
Pepe estaba seguro que los Chaneques que habitaban en su casa, tenían una obsesión con sus calcetines y por supuesto ese día no iba a ser la excepción. — Ni modo— se dijo a sí mismo. Sabía que llevar zapatos sin calcetines le provocaría una ampolla en el talón que lo molestaría durante varias horas, pero con tal de salir lo antes posible, aceptó el riesgo.
Su rostro cambió de expresión cuando se dio cuenta no había nadie en la cocina. Ni en la sala, ni en la habitación de sus papas.
— Papá…. Mamá — Dijo con voz tímida. Pero no nadie le contestó. Pensó que tal vez habían tenido un llamado urgente en sus trabajos y tuvieron que salir super temprano, así que tomó su mochila y corrió por las acaloradas calles veracruzanas. Un presentimiento negativo aumentaba. El viento soplaba con fuerza y el pueblo se sentía más silencioso y vacío de lo normal. El semáforo del crucero donde siempre se tardaba varios minutos por el tráfico, estaba libre ese día.
Llegó a su escuela. Ya era tardísimo. Justo sonaba el timbre del recreo y el murmullo de los otros niños que salían a gritos al patio. Tocó la puerta y el conserje le abrió con cara de regaño. Cuando Pepe atravesó la puerta de entrada, vivió el momento más impactante que había sentido en su vida: Así de sorprendente, como cuando calla el sonido del mar por unos segundos, lo mismo sucedió con el sonido del recreo. Parecía que no había ni una sola persona; no puestos de huevos cocidos, quesadillas ni hot dogs.
Pepe se pellizcó el brazo y apretó con fuerza hasta que el dolor le hizo que parara. Tiró la mochila hacia el piso, aunque no escuchó ningún impacto con el suelo.
Corrió con toda su fuerza hacia la estación de policía. Unas patrullas entraban y se estacionaron afuera de la delegación, haciéndolo sentir un poco más tranquilo. Al entrar, fue directo con el primer oficial que encontró. Pepe gritaba y tenía cara de que estaba apunto de llorar. Una vez que se tranquilizó un poco, intentó explicarle al policía que todo estaba empezando a desaparecer, que necesitaban llamar al ejercito o algo. El oficial lo miró y no pudo evitar soltar una carcajada. Luego se hincó para estar a la altura de Pepe y le dijo que todo era producto de su imaginación. Pepe se enojó y dio media vuelta hacia la salida, pero al descubrir que todas las patrullas ya no estaban, regresó a buscar al policía … que por supuesto, también había desaparecido.
Pepe ya no gritó. Salió en silencio de la estación y caminó lentamente hasta llegar al mar. Un escalofriante sentimiento de tranquilidad navegaba por sus venas mientras que el sol poco a poco empezaba a bajar y se metía entre el mar. Ahí, entre las olas, un espejo flotaba haciendo que Pepe viera su reflejo. Así pudo observar como sus piernas se desvanecían, como el torso se evaporaba, hasta que por completo, vio como su cuerpo desapareció.
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